domingo, septiembre 16

Volcán de locura


Los barrotes de la prisión se derriten, ya no resisten más el calor de la desesperación.
Están incandescentes.
Arden.

El volcán ha hecho erupción, ya no resiste más.


No puede retener por más tiempo la lava que le quema en su interior. Debe brotar por su crater y caer por las laderas hasta llegar a la jaula del silencio, del dolor, del odio, de la locura…y lograr que se deshaga el acero que mata y ahoga los suspiros, los quejidos surgidos desde la garganta volcánica.

Salta por los aires, explota, brota ante nuestros ojos aquello que nos tuvo atados durante nuestras vidas, sin vida.

¡Abajo los barrotes de la locura! ¡Abajo los muros del miedo!

Fuera de nuestros corazones las espinas que lo castigan, que enferman nuestra mente y la deforman.

¡Ya se acabó! Ahora la prisión cae y se convierte en arroyo que va a parar al desagüe, a las alcantarillas del alma, para así perderse en el abismo del olvido.


¡No quiero callar más! ¡No deseo mentir ni disimular! FIN.

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