En una esquina damos vueltas sobre nosotros mismos
sin darnos cuenta que a nuestras espaldas
hay todo un mundo de otros...mundos.
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Los alfileres grises de la mañana
se tornan por arte de magia
en hilos de colores
una vez superada
la barrera del mediodía.
lunes, junio 22
Gijón
En la plaza de la "soledad" de Gijón todavía no me he encontrado con nadie.
Tengo la sensación de que aquí se entra de uno en uno, siempre a la espera de que salga la última persona, tratando de no violentar su silencio.
Tengo la sensación de que aquí se entra de uno en uno, siempre a la espera de que salga la última persona, tratando de no violentar su silencio.
martes, junio 2
Podría hundir la mano en mi pecho y pederla para siempre en abismos.
Tocar lo que allí habita sería un alivio...confirmar que existe...aprender a curarlo.
Se ha perdido mi mano en los pliegues del alma.
Afanosa, implacable va borrando memoria.
Barre por los rincones y los llena de calma.
Trabaja infatigable, alegre y silenciosa.
Se ha perdido mi mano y la siento gozosa.
Recompone pedazos de dulces historias
que jamás existieron y que serán ahora,
cuando el alma curada puede vivir su gloria.
Tomar entre mis dedos los hilos de esta vida y enlazarlos allí donde estuvieran
sueltos...igual que una niña va tejiendo pulseras, combinando colores simplemente por
gusto.
Jugar la vida con el alma limpia...qué alivio, qué diversión, qué gozo.
Mi mano entretenida, ligera, juguetona...
niña escribiendo cuentos
cuentos dictando vida.
Mi mano allí perdida
bálsamo y caricia.
Amaia Echaide
Una sola melodia
Tocar lo que allí habita sería un alivio...confirmar que existe...aprender a curarlo.
Se ha perdido mi mano en los pliegues del alma.
Afanosa, implacable va borrando memoria.
Barre por los rincones y los llena de calma.
Trabaja infatigable, alegre y silenciosa.
Se ha perdido mi mano y la siento gozosa.
Recompone pedazos de dulces historias
que jamás existieron y que serán ahora,
cuando el alma curada puede vivir su gloria.
Tomar entre mis dedos los hilos de esta vida y enlazarlos allí donde estuvieran
sueltos...igual que una niña va tejiendo pulseras, combinando colores simplemente por
gusto.
Jugar la vida con el alma limpia...qué alivio, qué diversión, qué gozo.
Mi mano entretenida, ligera, juguetona...
niña escribiendo cuentos
cuentos dictando vida.
Mi mano allí perdida
bálsamo y caricia.
Amaia Echaide
Una sola melodia
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